De tí, asimilé sin inculcarme
que la margarita vive de por sí,
y es más feliz con
aunque no depende del sauce.
De él también aprendió
a desaprender sin rencor,
sobrevivir sin hablar
pero sin hablarse por.
A no dolerse por ver
y no ser vista sin más,
hacer lo que quiere hacer,
no estar donde está de más.
Porque la margarita es más feliz con
aunque no depende del sauce.
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Arbol del amor en campo de amapolas- Foto: Begoña Gamonal |
Hola Begoña, ando ya fuera de este mundo bloguero. Me he tomado una vacaciones para estar con la familia y los nietos aunque no muy lejos del ordenador:)
ResponderEliminarComo las margaritas no dependen del sauce pero de vez en cuando el sauce las añora y ellos buscan su sombra.
Besos y cuidate
Buenos días, Katy.
ResponderEliminarLo mejor para recargar pilas es alejarse durante un tiempo para volver con las mismas renovadas:-). Yo tampoco escribo al mismo ritmo.
Las margaritas son independientes aunque esta vez hayan germinado encima de su tronco o al lado. Si no las trata bien, se irán, pero volverán otras:-). Extrapolable a todas las áreas de la vida, estamos de paso, y sólo nos quedamos cuando realmente lo que aflora no es superfluo.
Besos.