Hubo.
Limones en el limonero a manos llenas
sobre el césped infértil en constante remojo
(si mi padre lo hubiese visto!).
También
esa alegría contagiosa al recibir tus líneas
o simplemente al aparecerte de imprevisto.
Ver (te)
ese manantial de ideas rumbo a tu cauce
ahora se me antoja nuestro tragicismo.
Y no me hago a la idea de no contarte
estés, no éstes, seas o no seas más
que una ilusión rota prendida en el aire;
que una ilusión rota prendida en el aire;
a fin de cuentas
lo que no existe salvo en nuestro mundo imaginario
no puede siquiera encontrarse ni entre renglones escritos.
En el trasfondo, lo único de cierto,
es este inagotable amor a tu arte de palabra
que pinta ésta, mi tarde rasa, en nubes coloridas.