Entre expedientes y pasillos
la sensualidad aparece en la estancia;
una mirada provocativa,
una pose sobrada de atractivo
me condujo
a una certeza en mi mundo
fuera de este tropiezo real.
Ya es hora de no palpar los sueños,
de aceptar los momentos extintos
que diluyen los quiero y no tengo
hasta limpiar todas las medias-tintas
incrustadas en las mejillas.
Soplar una sonrisa que seque
el papel mojado del recuerdo.
Nada más que eso
y una mariposa de color marrón
en mis manos.