miércoles, 7 de agosto de 2013

Vino sin tiempo




Se rompió la botella cuando aún en su poso 
el mosto era joven.
Es difícil recordarte de otro modo
al que recuerdo a él
si tus días de agosto me llevan al lento paso de tus articulaciones
mecidas por la pereza del sopor del verano lamiendo la piel.
Nos lame de nuevo el mismo embite de despiste.
Tu rostro fino de porcelana a punto de resquebrajarse
a golpe de efectos secundarios, la mudez
de una madre que fue amor, fuerza y vida
y ahora apenas balbucea delirios de otro mundo.
De tu comisura sin retención cae vid, quiero creer,
porque así veo la historia hecha a mi cuento
en lugar de ver, de nuevo, 
una botella rota cuando aún en su poso
el mosto no es de uva añeja.
Vino sin tiempo.




2 comentarios:

  1. Tremendo Begoña, es mejor intentar ver como dices ver la historia hecha cuento: Pero no es así, la realidad no deja lugar a los sueños y la botella está ahí aunque la uva no esté añeja.
    Cómo te entiendo.
    Bss

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    Respuestas
    1. Buenas y bochornosas tardes de verano, Katy.

      La enfermedad llega siempre sin aviso; surgió de noche, y tuve la necesidad de colgarlo.
      En verano las enfermedades crónicas se agudizan, especialmente en las enfermedades degenerativas cuyo avance nunca se detiene.

      Luchar contra ello es luchar en vano. Sólo queda afrontar el día a día.

      Besos.

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