La charca se ahoga en su propia savia. Sus brazos se agarran encorvados al musgo de sus bordes en su último intento de sujetarse a la vida, huyendo de la ansiedad.
Hubo un tiempo en que la charca echaba pestes del musgo, su textura enturbiaba su radiante rostro transparente oscureciendo su tez.
Ahora, el musgo en un irónico gesto de cordialidad, moja su cuerpo algado para ser más jabonoso al tacto, y escurridizo.
Hubo un tiempo en que la charca echaba pestes del musgo, su textura enturbiaba su radiante rostro transparente oscureciendo su tez.
Ahora, el musgo en un irónico gesto de cordialidad, moja su cuerpo algado para ser más jabonoso al tacto, y escurridizo.
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Begoña Gamonal |
¿es la Garganta de Cuartos? ;) Preciosas letras Begoña.
ResponderEliminarUn abrazo
Fantásticas palabras.
ResponderEliminarSueño que sueño sueños. Indefinidos, inacabados e inciertos, pero inequívocamente sueño ¿Para qué flagelarse con ideas necias sobre malquerencias y sucumbir en la vorágine de sus aguas turbulentas?
BESOS!
Hola Begoña:
ResponderEliminar"Si no puedes vencer a tu enemigo alíate con él"
Cuando nos damos cuenta que solos no podemos nos agarramoas a un clavo ardiendo, al fin y al cabo ambos se necesitan.
Así son las amistades de conveniencia.
Un beso
Buenas tardes, José.
ResponderEliminarBingo! la misma! hoy ya tengo en mi poder las antiguas fotos de cuando saltaba de piedra en piedra, hace ya la friolera de 20-25 años atrás.
La historia es una fábula inventada.
Besos.
Rosa, sueño que sueño sueño, y en sueños olvido.
ResponderEliminarMoraleja: la charca hecha mano de lo que tiene a mano, pero la mano se volvió garra con dedos de terciopelo.
Besos.
Hola, Katy.
ResponderEliminarLa charca echa mano, pero el musgo se venga:-).
La moraleja es:
el musgo no olvida,
y en su ira se moja
para ser resbaladiza
y de ese modo se mofa
de la charca altiva
que, sin agarres, se ahoga.
Besos.