Los episodios van perdiéndose
como las elecciones de la vida en la edad.
Los meses y las hojas en vaivén permanente
se cruzan y se alejan a ritmo de sol y luna
cuando de pronto, un acto cruento
reverbera esa emoción en luz tenue
ante los párpados cerrados de la voluntad.
Enterramos las desviaciones de nuestros pasos
sin darnos cuenta
hasta que notamos la punzada de una piedra,
y rápidamente
la apartamos de nuestra vía.
la apartamos de nuestra vía.
El dolor que no nos ataca, se olvida.
El empuje del instinto inconsciente
te recuerda como mi flor del pensamiento,
y pudiera ser, como muchas flores,
tú, una sola de ellas.
La casualidad no puede contribuir
en este aprendizaje continuado,
más tú sí;
entiende que no es que no te vea
en mi flor adornado
es que es ahora cuando realmente
soy consciente de ello.
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