Cuando late el olvido, muere la obsesión de la entraña.
O, al menos, eso cree ella.
O, al menos, eso cree ella.
Una vez tuve una gruta, morada y recuerdo;
perdida la memoria digital
hubo que guardarse fuera de su madriguera
al cobijo de la incertidumbre.
Tantos años aguardando realidad
no salvaron su tesoro de su abismo impreso.
no salvaron su tesoro de su abismo impreso.
La hormiguita cuenta las migas de tiempo arrebatadas a la intemperie
tras perder la reina tu bocado.
Murió su credo a mis espaldas,
más no sé bien qué siento tras la espera.
Ahora que se desprende de tu fianza
ahora que no te encuentro apalabrado en su texto
el deseo contraria mis gestos,
tanto como entrego
a mis palabras el consuelo de hallarte libre.
Perdida la certeza de un amor eterno
reaparece un verso sin clavos.
Tanto tiempo y tanta nada en barbecho
para que llegado este momento
para que llegado este momento
se escurra el vacío ajeno
deshaciendo esta llaga!
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