De repente,
un raquis desplumado de tus alas
se ha cruzado en mi garganta.
Espero sea broma
el temor de tu espina dorsal en blanco,
de tu raquis al desnudo,
de nervio sin plumas,
de nervio sin plumas,
de zonas deshabitadas en tus alas.
Por suerte, el cálamo sigue intacto,
las plumas llenas de barbas
las alas cubiertas de capas
a pesar de este otoño crudo.
Porque fue de pronto
que el ala de un colibrí cruzó mi hoja.
Ahora sólo veo infinitos tonos
de un solo verde cálamo.
Me encantaría saber ( sé que no podré) saber quien es tu musa y de dónde sacas la inspiración. Que bien escribes, par mí vas más allá de la poesía.
ResponderEliminarBss
Ayyyy!!! ahí me pillas con la boca cerrada, y las manos abiertas:-). Un poco de misterio. Pero si hay musa y no hay aliento, las palabras se ahogan adentro.
ResponderEliminarY sin duda alguna, tú eres el ánimo que despierta este blog.
Besos, Katy:-).
"...los infinitos tonos de un solo verde cálamo" es una metáfora perfecta y preciosa
ResponderEliminarMe gusta transmitírtelo. A veces un solo color contiene más colores que un espectáculo cromático. Aunque quizá sea imperceptible a simple vista.*-^.
ResponderEliminarBesos