Porque una noche del tres dos vueltas atrás, salí con el verde en la mano, un sendero de gran recorrido a estrenar y un amarillo brillante que amar.
Al transcurrir de estaciones, el amarillo mutó a marrón salpicado por un rojo sangre; cayeron los frutos junto a las hojas de los árboles, anunciando un otoño ocre. El verde se fundió en un blanco mate que a veces mutaba a gris ceniza; más mis labios esparcieron los rescoldos abrumada por el fuego.
Un día, una carta arco iris vestida de melodía llegó a mis manos recordándome que había iniciado un viaje y debía continuar, ligera de equipaje, hasta encontrar las flores de mis anhelos.
Hoy, un extenso grupo de margaritas besan las venas del sauce, inyectándole sueños de amor en su torrente sanguíneo.
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Foto: Begoña Gamonal |
Desde el momento en que nacemos, desde ese mismo instante empieza nuestro camino. En él, hallarás primaveras, veranos, otoños, inviernos... pero recuerda, el camino no termina allá donde nuestros pasos acaban, el camino continua, en ocasiones en los pies de los demás.
ResponderEliminarSi no fíjate en el sauce, sus lágrimas han hecho florecer las hermosas flores de tu jardín.
Me ha encantado tu entrada :) besazos guapísima
Buenas tardes, Emperatriz.
ResponderEliminarMargarita de margaritas tu comentario que me llena profundamente. El camino es inagotable, pero aunque en ocasiones se cruce con otros pies y coincida un trayecto, uno debe seguir sus propios pasos, marcar nuevos senderos, el propio.
El sauce está lleno de margaritas, preciosas flores, y todas las que no se ven en esta foto. Ellas le acompañan, ambos viven juntos y se retroalimentan mutuamente.
Una de las margaritas del sauce, le dice a otra que sus palabras dan las gracias al sol que nos alumbra:-).
Besitos.
Las margaritas son más sabias que los humanos, la naturaleza en sí lo es. Hoy me siento un poco desenfocada, y tus palabras, como siempre me hacen sentirme un poco de muchas maneras y eso me encanta, más en días como hoy.
ResponderEliminarHoy he tenido sensión Begoña Gamonal jajaja y me has sentado de fábula, por eso, una margarita debe darle a otra las gracias. Así que gracias guapísima.
P.D:No dejes que el sauce llore más de pena, permítele llorar de amor :)
Buenos días, Emperatriz!
ResponderEliminarDisculpa mi demora en la respuesta. La naturaleza es sabia, cierto. Las margaritas se cuidan mutuamente y no hace falta que se lo agradezcan:-). Respecto al sauce, le pese o no forman parte de él, así que si no las ama, tiene una pesadilla frente a sus carnes:-). Veremos por dónde sale.
Besos.