Llegó el verano, y la palmera llenó su cuerpo interior de luz. Luz que generaba una singular orquesta de graznidos.
La cotorra, aletargada, fue empujada a salir a trompicones por el sol instalado en sus plumas, y la insistencia de Corsi; afuera, una algarabía de cotorras habituales y desconocidas danzaban arriba y abajo jubilosas. El parque era un reguero de alas verdes bulliciosas que volaban de punta en flor por toda la arboleda. Penis, la cotorra sabia, en cuanto la vio le giró las plumas y siguió hablando con las cotorras de la comunidad: actualmente ejercía de orador ayudando a otras cotorras.
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Corsi y Cota. |
Dirigiéndose hacia el charco de la fuente para así recuperar energías mientras parloteaba con Corsi, toparon con una nueva cotorra llamado Morni; el nuevo conocido les propuso salir de excursión, fuera del parque, y presentarles su madriguera donde pasar unos días de vacaciones. Cota tenía sus reservas, pero no tenía nada que perder; quizá un cambio de paraje despertaría nuevas ilusiones en su vida. Morni daba la sensación de ser una cotorra comedida y poco dada al plumaje; no obstante, se guardó sus recatos respecto a nuevas amistades: por un lado, temía involucrarse de nuevo en amistades que se desvaneciesen al primer soplo; por otro, Cota debía emprender un nuevo reto por sí misma y viajar por el mundo de las palmeras y sus habitantes sin influjos, libremente.
Como había estado enclaustrada tanto tiempo a la sombra del hueco de la palmera, finalmente decidió visitar lo que sería su nuevo entorno por unos días. Su amiga aceptó también de buen grado, contenta de ver a Cota sonreír.
Ramitas de aguja eran las hojas, pinos los árboles
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Morni |
La zona del nuevo parque era mucho más fresca que sus hogares, y en lugar de palmeras, estaba poblado por pinos y encinas. Los pinos daban más sombra que las palmeras, y disponían de mayor variedad de especies; en los encinares las cotorras se columpiaban unas con otras con una alegría contagiosa. El parque tenía una superficie más extensa y espaciosa, de forma que los nidos estaban esparcidos y no tan concentrados en un solo tronco. La comunidad estaba mejor organizada, y se respiraba un ambiente más distendido y menos crispado; repartidas en pequeños grupos, la convivencia entre ellos era armoniosa y pacífica; y recordó cuando llegó a la palmera antes de ser habitada en masa por la remesa primaveral. Este parque era un sitio maravilloso para pasar el verano. Morni les presentó a sus amigos, con quien nada más chocar sus picos como señal de saludo, emprendieron un vuelo alrededor de la zona de acampada. Cota hacía tanto tiempo que no volaba en grupo, que sus lágrimas como pétalos violetas se deslizaron sobre el viento hasta cubrir el suelo de estrellas.
Volar en compañía, ala con pluma, pico con boca,
sobre las copas de las tiendas.
Cota y Corsi pasaron la tarde con ellos. Al anochecer, volvieron a recoger algunas provisiones para no tener que trabajar en verano: pasarían unos días a la sombra de los pinos y las encinas con sus nuevos amigos, un verano tranquilo y placentero para el espíritu de estas dos bellas cotorras. La vida es una hoja que se reescribe cada segundo.
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Corsi y Cota |
las cotorras cantan empapadas en ramitas de almendra, lejos quedaron las hojas palmadas de su horizonte.
Hola Begoña,la narración tiene mucho que ver con la vida real (también nos llaman a algunas cotorras:) Pero fuera de ese simil tan manido hay una verdad profunda, experimentada y vivida y es que la "La vida es una hoja que se reescribe cada segundo".
ResponderEliminarA veces eres tu dueña la pluma pero otras escriben tu historia sin que puedas decidir libremente como ha hecho en esta ocasión Cota.
A la luz de esta fábula podemos revolver a gusto en el arca de los recuerdos.
Bss
Buenas tardes, Katy!
ResponderEliminarÉsto es una fábula inventada, que tiene un poco de real y mucho de imaginario, aún siendo símil. La cotorra también tiene pasajes que no ha escrito ella, ni los ha decidido, como que su amigo Penis le de la espalda. Pero como las otras historias, especialmente la anterior a ésta que era quizá más cruda, lo que no depende de uno no puede modificarse; lo que sí que se puede modificar es el modo en que lo vivimos. En este caso, habla de Penis como si tal cosa, no porque no le importe, sino porque dar más detalles de su dolor no va a cambiar su situación, porque su actitud no depende de ella,lo que sí depende de ella es cómo se lo tome. Ahora se ha tomado un descanso, pero volverá a batallar.
Esto último que comentas me gusta mucho, el arca de los recuerdos. Y de los que aún están por venir......si algo me gusta de ésto de escribir es el hecho de revolver, de generar sentimientos, reacciones, espero que mayoritariamente sean positivos, eso sí. Katy, Cota no acaba de alzar vuelo, pero si no dejamos parte del color de sus plumas, no lo alzará nunca.
Besos!. Siempre tu mirada enriquece la mía........
Me suena Corsi a Corsaria. Piquitos y...¡gracias!
ResponderEliminarBuenas tardes, Cinthia!.
ResponderEliminarNuevos personajes que engrosan la fábula de la cotorra y la palmera (sin palillos, jajaja):P.
Te suena la versión "cotorra"?:
Corsi abre el mar del viento a su vuelo,
mece las hojas al compás de sus movimientos,
y acuna las barcalabras con sus brazemos.
La inspiración es caprichosa, elige sus baremos:D.
Besos y una picada amistosa!!!.