Invierno. El parque languidece
en rayos de sol solitarios;
una cotorra en el banco, otrora amiga,
me dio un picotazo en el oído:
" sólo somos conocidos, ayer y ahora".
La luz se deshojó a mi orilla,
las alas desplumadas, en mi boca.
Quise borrar mis rastros de la hierba,
más los árboles tenían mis manos
en la piel de su cuerpo adherido.
Cómo abandonar la casa que habito
por asestar un vuelo sin retorno?
Muerto el anhelo, amo el consuelo
de aceptar
lo que el sentimiento me ha prohibido.
Aunque sea una obviedad despues del invierno vuelve la primavera. Ni las flores, ni las hojas, a pesar de ser iguales serán las mismas.
ResponderEliminarEs cierto que quedarán nuestra huellas, pero nuestro destino es seguir caminando dejando nuevas improntas en nuestro pasar.
No soy amiga de volver la mirada si no es para aprender a no tropezar en similares piedras.
Bss y buen finde creativo
Buenas noches, Katy!
ResponderEliminarHay momentos que toman otra estación distinta a la que se encuentran; hay veranos que nos hacen hibernar, e inviernos cuyas emociones están plenas de sol y calor. Pero al margen de la estación emocional en la que nos encontremos, como dice el refrán no hay mal que cien años dure, al menos en lo que respecta a los sentimientos. Como la economía, la vida, las emociones y los momentos son cíclicos: todo lo que baja sube y viceversa; ocurre que cuando estamos inmersos en la espiral de un momento concreto, no vemos el momento de salir de él.
No nos queda más remedio que seguir, sea rodeando el círculo una y otra vez, hasta adentrarnos en otro círculo.
Me quedo con tu mensaje: "No soy amiga de volver la mirada si no es para aprender a no tropezar en similares piedras." . Yo tampoco soy amiga de ello, pero para ciertas cosas, siempre volvemos una y otra vez a toparnos, aunque hayamos aprendido a sortearlo, la piedra nunca es la misma, también se transforma; y caemos.
Besos y buen finde!. Pasito a pasito, dátil a dátil daré pequeños vuelos de rama en hoja;).